Lorena Tabares, co-editora de este número, revisa diez performances que ocurrieron en México entre los años noventa y dos mil. Aquí la primera parte.
Juan José González, Still de video del performance Nahualtocaitl, Procesión 1. 1989, Centro de Monterrey. Foto cortesía del archivo de Rocío Cárdenas Pacheco
Juan José González
Primera procesión, de la serie Nahualtocaitl, 1989
Primer Cuadrante de la Ciudad de Monterrey, Nuevo León
En 1989, Juan José González realizó Nahualtocailt,[1] dos procesiones o acciones rituales llevadas a cabo en el centro de Monterrey. En la primera, el artista aparece sin camisa y de rodillas sobre las aguas del río Santa Catarina[2] y debajo del puente[3] que conecta el centro de la ciudad con el barrio migrante de la Independencia. Su figura entra en conexión con la cal, el lodo, el fuego y el agua; el uso de estos elementos naturales alude al poder de transformación que conlleva mezclarlos. Posteriormente, y con una máscara antigas y un casco de obrero, toma un tambor de piel y sale a recorrer una ruta definida por él. La presencia caminante de Juan José irrumpe en el paisaje urbano público;[4] semidesnudo, sonorizando su caminar, preludia los caminos opuestos entre la vida, producto del trabajo en la era del capital, y la degradación de indígenas y migrantes. El performance termina cuando el artista regresa de nuevo al río, momento en el que proclama: “[…] Ya no exhibas el dolor Nahualtocaitl, sumérgete mejor en las aguas y olvídate de mí. Primera procesión: la muerte […]”.
Según la investigadora Rocío Cárdenas Pacheco, esta acción significó un nuevo camino para el performance y el arte en general: un impulso para habitar la ciudad y salir de las escuelas de arte; un conjunto de maniobras de resistencia frente al poder, no necesariamente violentas.

19 Concreto
Orden y progreso, 22 de febrero de 1995
Museo Universitario del Chopo, Distrito Federal
Orden y progreso[5] da nombre a la acción de 19 Concreto en el marco de la Semana de la Cultura Industrial en el Museo Universitario del Chopo, en 1995. Para aquel evento, Lorena Orozco, Alejandro Sánchez, Luis Barbosa, Fernando de Alba, Víctor Martínez, Ulises Mora y Roberto de la Torre proponen una acción de métrica perfecta a dos tiempos. En un primer momento, en un escenario discordante: del lado derecho, una máquina de tortillas a gas se puso en función por tres tortilleros, proceso en cadena surgido en 1920 y de uso frecuente hasta hoy. Del otro lado, había una mesa conformada por un trío de televisores, donde se transmitía la fotografía de Justo Sierra,[6] intervenida con una animación de su boca y una grabación de un escrito del propio político.
En un segundo tiempo, al ritmo del vals Sobre las olas de Juventino Rosas, lxs integrantes apilaron las tortillas sobre el pedestal de televisores. Así, cuando se acerca a su final, las manos de lxs artistas dejan de asegurar esa edificación e inmediatamente la masa blanda e irregular de las tortillas se precipita al suelo. Al final, lxs participantes podían tomar las tortillas.
En palabras de Víctor Martínez: “Era muy importante la noción de columna al ser símbolo fálico de la arquitectura, la construcción y el progreso vertical, que a su vez contiene el prestigio grecolatino replicado en edificios oficiales de distintas épocas.”
Doris Steinbichler, El trasgresor está en Los Pinos, no en la selva. 1994, Polyforum Siqueiros. Performance. Imágenes cortesía de la artista.
Doris Steinbichler
El transgresor está en Los Pinos, no en la selva, julio 1994
Polyforym Siqueiros, Distrito Federal
El 2 de enero de 1994, el gobierno de México señaló al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) como “transgresores de la ley” con el fin de criminalizarlxs por el levantamiento armado ocurrido un día antes.
Ese mismo julio, como parte de Alter-nativo, Semana Multidisciplinaria de Arte Nativo en el Polyforum Siqueiros, Doris Steinbichler, artista austriaca radicada en México desde 1990, convocó al performance colectivo El transgresor está en Los Pinos, no en la selva, consigna sustraída de una de las marchas organizadas en el transcurso de los enfrentamientos y las negociaciones entre el EZLN y el gobierno.
El performance fue la parodia de una pasarela de moda: con música, una diseñadora excéntrica —la artista—, y dos comentaristas; donde un grupo de modelos desfilaban con distintos trajes que repetían la consigna, gesticulando y danzando con indumentarias que remitían a diferentes actividades sociales como tomar el sol, jugar futbol o bailar, y a roles como el de “Miss Chiapas”. Mientras un colectivo de “zapatistas” circulaba ante el público, a su vez lxs presentadorxs se pronunciaban en voz alta acerca del mejoramiento de su look. El performance termina cuando lxs participantes se integran en una misma sinfonía y danza, y en los últimos segundos un hombre con pasamontañas carga a Doris y la saca del tumulto.
Al plantear la pregunta ¿quiénes son los verdaderos transgresores?, el título abrió una discusión al público al señalar al gobierno, evidenciando manipulaciones y engaños que comienzan en lo discursivo y concluyen en el exterminio.

Andrea Ferreyra
Chuchita visita Tuxtla, julio del 2000
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas
Chuchita[7] aparece en Pelea en diez regalos[8] en la cual Andrea y el artista Eduardo Abaroa como réferi organizan diez rounds en los que la boxeadora intenta leer y tomar el micrófono impedida por el protector bucal y los guantes. La impotencia de explicarse la obliga a salir del ring para obsequiar elementos asociados a personajes femeninos de la literatura escritos o creados por hombres. En su intento por establecer una correlación, vuelve al ring. Incapaz de hablar, Abaroa traduce sus palabras. El dominio de la palabra masculina sobre la femenina prevalece convirtiendo esta acción en toda una ironía.
Después de esa primera aparición, la artista fue invitada[9] a dar un taller en Tuxtla. La boxeadora se anticipa, y vestida con su traje, inicia la acción desde que aborda el avión. La visita de la aclamada deportista, una de las luchadoras peso wélter más famosas de México, tenía como uno de los objetivos visitar la ciudad junto a sus fanáticxs (lxs participantes del taller).
Fuera del ring, Chuchita realiza esta visita turística. El grado de acercamiento con sus seguidores dejó entrever a una mujer con mucha disciplina, interesada en inculcar el deporte, con problemas de estrés, fumadora y alcohólica. La visita fue fotografiada por dos asistentes al taller, quienes escribieron percepciones personales sobre Chuchita, mismas que Andrea construyó desde un estudio, tanto del rol de la boxeadora en el entorno social como desde la fotografía turística. La acción en Tuxtla fue para Ferreyra otra evidente hendidura entre el registro y la acción, pues el registro escrito y visual con tintes ficcionales la aproximó a las narrativas documentales, no necesariamente veraces, pero sí verosímiles.
El viernes 13 de octubre en Puerto Rico, Chuchita se arroja al mar. El nocaut deja flotando la sombrilla roja y la ropa de la boxeadora. Esta pelea sin rival simbolizó la desaparición de su alter ego.

Katnira Bello
Los usos de los desusos. Póngase buzo, 1997
Oficinas del Instituto Federal Electoral (IFE), Distrito Federal
Para las elecciones de 1997, en las que se contendía por la Jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal y las diputaciones a la Asamblea Legislativa, cada partido hizo su campaña. Prevalecían pasacalles, pendones y carteles, fueron fabricados con plástico, algo significativo para Katnira Bello, Edith Reyes, Elena Grada y David C. Agundis por el exceso de propaganda que esto representaba. El plástico, con un uso pasajero pero con un tiempo de vida superior al de lxs propixs votantes, desaparecía tras pocos pestañeos de lxs transeuntes.
Durante el mes de junio, Katnira junto a sus compañerxs se dedicaron a recolectar y limpiar el material de plástico para confeccionar una serie de elementos. Paralelamente, México padecía los resultados de una temporada de huracanes que provocó una cantidad importante de damnificadxs sin atención gubernamental. ¿Por qué gastar el dinero estatal en propaganda “basura” y no en ayudar a quienes padecían el desastre? Así, frente a las instalaciones del actual INE, lxs artistas realizaron una protesta que involucró presentar a lxs transeuntes otros usos del plástico a partir de una instalación —carpas, un tendedero con ropa, impermeables, sillas, mesas, mobiliario escolar, libros y hasta alimentos falsos— que mostraba formas de ayudar a damnificados que permanecían a la intemperie.
Los usos de los desusos. Póngase buzo fue una acción en el espacio público en relación a un espacio social y simbólico, que más allá del cuerpo individual remitía al cuerpo social para la construcción de la opinión pública sobre la ecología y las desigualdades impuestas desde lo gubernamental.
Segunda parte del artículo aquí.
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