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19.07.2018
TEOR/éTica, San José, Costa Rica
31 de mayo de 2018 – 21 de julio de 2018
Cada vez que recordamos un suceso, en realidad lo que estamos recordando es la última vez que lo hemos reconstruido y no el suceso original. De alguna manera, al intentar acercar la memoria a lo que ocurrió, lo que hacemos es alejarla.
Nuestra memoria es como una grabadora alterada que es incapaz de parar de grabar. La banda magnética registra todo aquello que entra por el micrófono pero, cada vez que queremos volver a atrás para recuperar un fragmento pasado, no podemos evitar grabar encima de éste en un ejercicio de sobre escritura continuo.
Si entendemos la memoria como una grabadora, como una acumulación de capas infinitas que se acumulan encima de la memoria original y nuestra subjetividad como una fuerza que distorsiona lo vivido, ponemos en duda el concepto de recuerdo.
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Jordi Ferreiro (Barcelona 1982), en su primera exposición en Costa Rica, centra su interés en la relación entre memoria y aprendizaje, convirtiendo la sala de exposiciones en una metáfora de nuestro cerebro y de cómo este codifica, procesa y archiva tanto imágenes como relatos.
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