Reportes - Latinoamérica México
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20.03.2025
La sexta subasta anual a beneficio de Terremoto se acerca, y con ella, Mercedes Sáenz y Alejandra Ríos comparten su visión sobre el coleccionismo. A través de su compromiso con el ecosistema artístico contemporáneo, ambas han encontrado en las subastas una forma de apoyar directamente a artistas emergentes y fortalecer las instituciones que enriquecen la […]
Terremoto: Quisiéramos entender qué hay detrás de sus motivaciones para coleccionar arte. ¿Qué papel tienen lxs coleccionistas en eventos de recaudación de fondos como subastas?
Mercedes Sáenz: : Desde hace varios años, Alejandra y yo hemos encontrado en las subastas de apoyo una forma significativa de realizar nuestras compras más importantes como coleccionistas. Creemos que participar en ellas es parte del compromiso que tenemos con el ecosistema del arte, ya que estas iniciativas no solo nos permiten acceder a obras que nos interesan, sino que también generan un impacto directo en la comunidad artística. Es bonito pensar que todxs podemos contribuir, por pequeño que sea nuestro rol, porque al final necesitamos fortalecer este entramado entre todxs. Estas subastas cumplen una función crucial al brindar apoyo a artistas emergentes y proyectos independientes, creando redes de colaboración que hacen que el ecosistema funcione.
T: Ahora que mencionas a lxs artistas emergentes, ¿cómo ponderan la adquisición de obras de artistas jóvenes frente al potencial de inversión de una pieza?
MS: Es chistoso porque Ale y yo tenemos puntos de vista diferentes. Yo compro lo que me gusta. Me encanta comprar a artistas jóvenes porque hablan del contexto que estamos viviendo de una manera muy real y actual. Me enamoro de un artista, me obsesiono, y termino comprando varias piezas suyas. A veces, lxs artistas no tienen galería y puedes ir a su estudio, escucharles, ver cómo trabajan y descubrir joyas inesperadas. Ese contacto directo me encanta.
Alejandra Ríos: Mercedes dice que lo que más le gusta de comprar obras de artistas emergentes es apoyarles. Muchas veces están batallando para producir más obra o necesitan más presupuesto. Comprarles piezas es una forma de ayudarles directamente. Además, en las subastas conoces artistas nuevxs que no habrías descubierto de otra forma. Sumado a la emoción que implican eventos como este. Ir a una subasta es muy distinto, comparado con ir a las galerías de arte o comprar directamente con lxs artistas.
T: ¿Creen que participar en una subasta cambia el valor de lo que compran?
AR: Totalmente, porque hay una interacción real con otrxs compradorxs. Estás negociando con muchas personas, no sólo con lx artista o la galería. Esto te da certeza de si eliges bien o no, porque luego siempre tienes esta incertidumbre.
MS: Ahí es cuando se hace real el juego de la oferta y la demanda. Si muchas personas quieren una pieza, el precio se dispara. Pero también nos ha pasado que pensamos que una obra será muy peleada, y al final somos la única puja. Eso es interesante porque tienes la posibilidad de comprar arte a precios más asequibles.
AR: Además, muchas subastas tienen un propósito más allá de adquirir arte. Apoyas una causa que te importa, como en el caso de Terremoto o la subasta en apoyo a Palestina. Cumples varios propósitos a la vez: compras arte, apoyas una organización y vives una experiencia. Además, si te pasas un poco de presupuesto, no te pesa. Porque es fundamental apoyar la sostenibilidad de las organizaciones que componen el sistema artístico de México.
T: ¿Cómo eligen qué subastas apoyar, cuáles son sus criterios para elegir el tipo de institución u organización que quieren apoyar a través de su colección?
AR: Sólo apoyamos dos subastas de forma regular: la de Terremoto y la de SOMA. Son nuestras dos compras más grandes del año. Nos encanta saber que con esas piezas estamos apoyando algo más grande. Aunque si hay otra causa que nos mueva mucho, como Palestina, también participamos. Depende de la causa y de las piezas que haya.
T: Desde su perspectiva, ¿qué tipo de vínculo les gustaría tener con las instituciones que apoyan?
MS: Me encanta estar cerca de los proyectos que apoyo. Con Terremoto y SOMA me siento involucrada, entiendo sus planes y aprendo del proceso. Eso es muy satisfactorio. Apoyamos otras causas también: acabamos de ir a una subasta en apoyo a Palestina, y participamos porque es una causa que nos mueve mucho, y además había piezas de artistas que nos gustan y que no se ven en el mercado, que no son tan fáciles de encontrar.
T: ¿Qué tipo de vínculo les gustaría que nosotrxs como instituciones creáramos con ustedes lxs coleccionistas?
MS: Bueno, en su caso y en el de SOMA, son dos organizaciones a las que Ale y yo nos sentimos muy cercanas. Entendemos muy bien qué es lo que están haciendo. En qué momento están, qué proyectos tienen, qué aprendizajes han tenido. Eso nos hace sentir muy involucradas. También acercarnos a estas instituciones implica estar más cerca de lxs artistas y aproximarnos a sus prácticas. Este tipo de acercamientos son los que a mí se me hacen muy valiosos. Además, podemos constatar a través de todo lo que hacen como organización, que los fondos con los que apoyamos son destinados a continuar con su misión y remunerar justamente las prácticas de distintxs agentes del sistema artístico.
Además, en el caso de Terremoto, hemos visto también la transformación que ha llevado a cabo estos últimos años —desde transformar la revista impresa a digital, hasta aventurarse en un nuevo programa de residencias artísticas a lo largo del continente americano.
T: ¿Por qué apoyan a Terremoto? ¿Cuál es el valor que realmente ven ustedes en una institución como esta? ¿Y por qué es importante que otrxs coleccionistas como ustedes nos apoyen para hacer nuestra labor?
MS: Primero que nada, porque definitivamente sí son la primera institución que hace estas residencias a nivel Latinoamérica. Son parteaguas en esta sociedad y en este continente apoyando a artistas latinoamericanxs. Siempre nos ha gustado mucho la importancia que le dan a lxs artistas y prácticas de la región.
AR: A mí me gusta mucho que tienen este enfoque hacia lo queer, desde el lenguaje, las publicaciones, hasta la manera en que incluyen a artistas, coleccionistas y creadorxs dentro del mundo del arte. Ustedes son punta de lanza en visibilizar estas voces y eso me parece muy valioso. También creo que otra cosa importante es toda la parte educativa que sale de Terremoto. De alguna forma, ofrecen mucho material que enriquece el entendimiento del arte contemporáneo.
Y algo que valoro muchísimo es que, a través de Terremoto, especialmente con la subasta, siento una conexión más directa con lxs artistas. A diferencia de otras subastas, donde todo se siente más distante y centrado en coleccionistas, galerías o asesorxs de arte, en la subasta de Terremoto hay una sensación de comunidad; es un espacio más de artistas para artistas. Eso crea una experiencia distinta, mucho más cercana y enriquecedora.
MS: También creo que la idea de las paletas, el hecho de que cada año trabajen con unx artista distintx y que sea una elección tan bien pensada, nos ha hecho obsesionarnos con tenerlas. Desde la primera, se ha ido formando una colección en sí misma. Además, las paletas son atrevidas, provocativas y reflejan muy bien el sello particular de la subasta de Terremoto. Eso me parece algo muy especial.
T: Y por último, ¿podrían contarnos un poco sobre su colección? ¿Cómo la han ido construyendo? ¿Qué preguntas se hacen al adquirir una pieza, más allá de apoyar estos circuitos artísticos y el ecosistema en general? ¿Cuántas piezas tienen hasta ahora? ¿Está compuesta mayormente por artistas latinoamericanxs, o han explorado otras regiones? En pocas palabras, ¿cuál dirían que es la esencia de su colección?
MS: Bueno, ahora que he pasado más tiempo en casa, recorriéndola y viéndola con calma, me he dado cuenta de que tenemos muchxs artistas queer. Sin querer queriendo —y tal vez porque nosotras también somos una pareja queer—, nuestra colección ha tomado ese rumbo. Me encanta descubrir eso, y me hace pensar si, poco a poco, nuestra colección se irá inclinando hacia ese lado. No quisiera limitarme, porque el mundo del arte es enorme y todxs aportan algo valioso a una colección, pero definitivamente hay una presencia fuerte de artistas jóvenes y, en su mayoría, mexicanxs o latinxs que trabajan en México. Muchas veces es cuestión de azar: les conoces aquí, visitas sus estudios, escuchas sus historias, y terminas llevándote una pieza.
Otra cosa de la que me he dado cuenta es que estamos en una etapa de reflexión y reorganización de la colección. Alejandra lleva un tiempo diciéndome que hay piezas que tal vez ya no nos representan o que podrían encontrar otro lugar. Es curioso cómo, con el tiempo, te cuestionas lo que tienes y empiezas a pensar en soltar algunas cosas para abrir espacio a nuevas voces.
AR: Creo que ahora estamos en ese momento en el que necesitamos repensar si queremos que algunas de estas obras sigan estando en nuestra colección, ya que de alguna manera ya no resuenan tanto con nosotrxs.
MS: También nos dimos cuenta, gracias al primer levantamiento y la primera catalogación, que los porcentajes de lxs artistas eran desiguales, con más hombres que mujeres. A partir de ahí, me puse a investigar qué están haciendo las mujeres artistas en nuestro país, en nuestro contexto y en la práctica aquí en México. Esto me ha hecho más consciente de muchas cosas que antes no me importaban, pero creo que es importante tener esa información y conocerla. Además, claro que hay más hombres en las galerías, porque es lo que más se vende —vivimos en un patriarcado. Sin embargo, también está en nuestras manos cambiar esa visión, preguntar por las mujeres y exigir que las galerías no sólo tengan hombres en su primera línea. Creo que eso también es fundamental. Y, bueno, creo que hemos puesto más atención a esto, hemos comprado mucho más trabajo de mujeres fantásticas.
AR: Sobre todo, lo que hemos estado haciendo es adquirir más obras de artistas emergentes. Y algo que nos gusta mucho es que nuestro artista favorito es Ana Segovia. Tenemos nueve de sus obras. La primera la compramos en una subasta de Terremoto en 2022. Fue la primera gran pieza que tuvimos de Ana, o de las primeras, y eso es muy importante para nosotras. Es significativo haber adquirido una pieza de nuestra artista favorita.
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